martes, 22 de marzo de 2011

Noche de insomnio en la hemeroteca (a propósito de Libia).

El 5 de abril de 1986, una bomba explota en una discoteca de Berlín y mata a tres personas, entre ellas un militar estadounidense. Se culpa a Libia del atentado y nueve días después EEUU y el Reino Unido (que ya tenían a Gadafi en la lista de indeseables por su apoyo a Irán y Palestina) bombardean Trípoli y Bengasi. La UE y EEUU establecen un embargo contra Libia.

El 21 de diciembre de 1988, el vuelo 103 Frankfurt-Londres-Nueva York de la compañía aérea norteamericana PanAm explota en pleno vuelo sobre la localidad escocesa de Lockerbie. Mueren 270 personas de 21 países distintos. 189 víctimas son estadounidenses y 49 británicas.

Tras una investigación que dura tres años, dos ciudadanos libios son declarados sospechosos de poner un explosivo en el avión, pero Gadafi se niega a entregarlos por sus malas relaciones con el Reino Unido desde los bombardeos del 86. Su negativa provoca que la ONU establezca sanciones económicas contra Libia, que se suman a los embargos de la UE y EEUU a partir de 1992.

Siete (¡siete!) años más tarde, Gadafi decide entregar a los dos sospechosos. Uno es condenado a 27 años de prisión pero es liberado en 2009 por el gobierno escocés, que alega "razones humanitarias": un cáncer terminal de próstata en su última fase. En su regreso a Libia es recibido como un héroe. Estados Unidos protesta enérgicamente su liberación. El otro sospechoso es considerado no culpable y absuelto.

El 15 de agosto de 2003, en una carta enviada al presidente del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, Libia admite la responsabilidad (aunque no la culpabilidad) del ataque al avión de la PanAm. Concretamente, admite "la responsabilidad por las acciones de sus oficiales". Además renuncia al terrorismo y acuerda pagar una compensación económica a los familiares de las victimas. Estas tres razones hacen que la ONU levante las sanciones económicas contra Libia, con 13 votos a favor y la abstención de Francia y de los Estados Unidos. La compensación económica asciende a 10 millones de dólares por familia.

Finalmente, en mayo de 2006 el gobierno de los Estados Unidos anuncia que quita a Libia de la lista de países que apoyan el terrorismo (State Sponsors of Terrorism). La entonces secretaria de Estado, Condoleezza Rice, justifica esta decisión por "el contínuo compromiso de Libia a renunciar al terrorismo" y anuncia el restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre los dos países.

El 31 de agosto de 2008, en una entrevista concedida a la BBC Two, Saif Gadafi (hijo del líder libio) declara que Libia admitió la responsabilidad del atentado de Lockerbie simplemente para que les fueran levantadas las sanciones económicas.

Finalmente, el 22 de febrero de 2011, en plena protesta de los ciudadanos de Libia contra el régimen de Gadafi, el exministro de justicia libio declara a un periódico sueco que "Gadafi ordenó personalmente el atentado de Lockerbie", y lo dice precisamente cuando Gadafi se dispone a reprimir brutalmente la revuelta popular.

Poco después (el 1 de marzo) Hillary Clinton, secretaria de Estado actual, afirma en el Congreso que los Estados Unidos adoptarán "las acciones legales pertinentes" si el Departamento de Justicia comprueba que el líder libio ordenó el atentado de Lockerbie en 1988.

Hasta aquí la visita a la hemeroteca. Ahora os preguntaréis por qué me he tomado la molestia de redactar todo esto… Pues porque un colega periodista ha posteado en Facebook un enlace al blog de Ramón Lobo en El País. Es un post muy interesante titulado "¿Y si los buenos de Bengasi no son tan buenos?" .

Mi post es, simplemente, la necesidad de buscar una respuesta a mis preguntas. Es lo que tiene el insomnio.

Pd: Culpa tuya, R.

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